«Recordar: del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón» Con esta preciosa, impactante y certera frase empieza El libro de los abrazos de Eduardo Galeano. Una joya.

Es una frase que explica de forma sencilla todo lo que sucede cuando tiene lugar el acto de recordar. Los recuerdos que tenemos en la mente vuelven a pasar por el corazón. Dejan de ser simples imágenes para revestirse de emociones. Recordar en terapia es un viaje hacia el corazón

Cuando un paciente llega a la consulta puede que sus recuerdos hayan perdido las emociones que iban con ellos. Cuando esto pasa el paciente puede relatar impactantes situaciones de su vida con todo detalle sin emocionarse. Podemos pensar que se debe a que los recuerdos se deshicieron de las emociones porque no les gustaban como compañeras. La vergüenza, la culpa, la envidia, el enfado… pueden ser compañeras un poco desagradables si uno se lleva mal con ellas. Los recuerdos no sabían que al hacer eso las emociones andarían sin rumbo. Es entonces cuando están en la vida del paciente intentando unirse a alguna nueva experiencia porque perdieron la antigua.

Es como si esa nueva situación fuera un primo lejano del recuerdo que perdió la emoción. A ella le resultó familiar y por eso se unió a ella, pero no es la que realmente le corresponde. La psicóloga y el paciente tendrán que hacer una labor de búsqueda para entender qué pasa en la vida del paciente.

El objetivo de la terapia será buscar el recuerdo al que estaba unida la emoción para poder vivir el presente sin las interferencias del pasado.

Cuando una persona empieza una terapia, es como si la terapeuta y el paciente nos montáramos en un tren y empezáramos un viaje. En la terapia nuestro destino es el corazón. Por eso siempre serán bienvenidas las emociones. Juntos trabajamos para entenderlas y para que puedan acompañar sin molestar durante el resto de la vida.

Si quieres acercarte a tu corazón y quieres que te acompañe ponte en contacto conmigo.