¿De qué sufre tu alma?
“Psique es una palabra griega que en nuestra lengua significa alma. Por tanto, la psicoterapia ha de llamarse tratamiento del alma” S. Freud.
En ocasiones sufrimos y nos duele el alma. A cada persona le puede doler el alma por una cosa diferente, por problemas con la pareja, con los hijos, por conflictos en el trabajo, con los compañeros o con el jefe, por cambios que hay en su vida… Y en cada persona el sufrimiento del alma se expresa de una manera diferente. Pueden presentarse dificultades para dormir, tener ansiedad, tristeza, desinterés o mal humor, entre otras cosas.
En el alma hay heridas. Existen muchos tipos de heridas, heridas antiguas o recientes, heridas que nos han hecho los demás o que nos las hacemos nosotros, heridas que estaban cerradas pero se han abierto o heridas que se disimulan pero siguen abiertas. Hay heridas que pasan desapercibidas, fáciles de llevar, otras duelen aun que no se les haga caso. Hay personas que se llevan bien con sus heridas y otras que quieren tratarlas, curarlas. ¿Cómo te llevas tu con las tuyas? ¿Alguna vez lo has pensado?
Para curar las heridas es necesario hablar de ellas
Las heridas dicen cosas, cosas que no entendemos, cosas que duelen, cosas que no queremos saber pero las heridas nos recuerdan, cosas que no se pueden decir de otra manera. Las heridas te hacen preguntas a ti mismo y a los demás. ¿De qué habla tu herida?, ¿a quién habla?, ¿por qué habla en este momento? Son algunas de las preguntas que están pidiendo una respuesta.
Quienes quieren curar sus heridas piden ayuda a alguien que las sabe entender. Un psicoterapeuta usa las palabras para tratar las heridas del alma. Quizás es difícil de entender el poder de la palabra pero es un instrumento excelente para producir movimientos en la mente y las emociones de las personas, y por lo tanto en su comportamiento.
Es frecuente que esas heridas condicionen la forma en que te relacionas contigo mismo y con los demás. Cada vez que presientes esa herida duele. Lo único que puedes hacer es protegerte, como cuando se pone una venda o una tirita.
Las heridas tienen historia
Como cuando explicamos la historia de una cicatriz, «me la hice aprendiendo a montar en bicicleta…» En esas historias siempre hay alguien más además de los protagonistas. Hay personas importantes para el protagonista, personas que tienen relación con la herida y con la forma en que aprendió a protegerse para que no le doliera. Si partimos de la idea de que las heridas y la forma en que te proteges aparecieron en la relación con una persona también se tratarán y se curarán en una relación. En la relación de confianza, respecto y seguridad con la terapeuta.
¿Qué ofrezco ante las heridas?
Un espacio de escucha y de trabajo conjunto. Un espacio para los sentimientos y los pensamientos. Un espacio en el que aliviar el malestar y comprender lo que te está pasando.
Un espacio en el que poder hablar y entender las heridas para que dejen de doler, para poder cerrarlas. Las heridas no duelen por hablar de ellas, duelen porque algo te hizo daño. Poder poner en palabras lo que tu herida comunica y dar respuesta a sus preguntas te permitirá expresarte de otra manera y aliviar el dolor.
Trabajamos con tu historia. Trabajamos con escenas de tu vida, con recuerdos importantes para ti que nos ayudarán a comprender tus heridas, tu historia. Esto te ayudará a colocar las heridas en el espacio y tiempo que les corresponden. El pasado no estará tan presente. Gracias a este proceso tú irás tomando las riendas de tu vida y serás el autor de tu historia.
La psicoterapia es un proceso de crecimiento emocional, de transformación consciente. Te ayudará a comprender tu historia y a no sufrir más por ella. Nuestro objetivo siempre será mejorar tu calidad de vida. Gracias a la terapia irás desarrollando recursos para expresarte, para pensar las cosas que ocurren en tu vida y relacionarte de una manera saludable.